El autor de ‘El guardián entre el centeno’ cumple 90 años rodeado de misterio – Recluido desde mediados de los cincuenta, no ha publicado una línea desde 1965.
Jerome David Salinger, el más íntimo de los escritores famosos contemporáneos, cumplió ayer 90 años. Es un autor escondido, pero genera una industria popular de fanáticos, críticos y comentadores, la Industria Salinger, de la que alguna vez habló George Steiner. Mítico desde la publicación de The Catcher in the Rye en 1951 (El guardián entre el centeno, 1978, traducción de Carmen Criado), ha demostrado la voluntad violenta de mantenerse a salvo del fervor público, hasta desaparecer en defensa de su vida privada. En tiempos de manía publicitaria, exhibicionista, J. D. Salinger ha eludido combativamente la intromisión espectacular de periódicos y televisiones. Ha pleiteado contra sus biógrafos. Ha sufrido las indiscreciones autobiográficas de mujeres que lo tuvieron cerca y han practicado con el escritor el género Kiss and tell, o “besa al famoso para después contarlo”, incluso desde un punto de vista filial.Creó un lenguaje nuevo que era infantilmente radical El último relato conocido es una carta de Seymour Glass a sus padres.
Jerome David Salinger, el más íntimo de los escritores famosos contemporáneos, cumplió ayer 90 años. Es un autor escondido, pero genera una industria popular de fanáticos, críticos y comentadores, la Industria Salinger, de la que alguna vez habló George Steiner. Mítico desde la publicación de The Catcher in the Rye en 1951 (El guardián entre el centeno, 1978, traducción de Carmen Criado), ha demostrado la voluntad violenta de mantenerse a salvo del fervor público, hasta desaparecer en defensa de su vida privada. En tiempos de manía publicitaria, exhibicionista, J. D. Salinger ha eludido combativamente la intromisión espectacular de periódicos y televisiones. Ha pleiteado contra sus biógrafos. Ha sufrido las indiscreciones autobiográficas de mujeres que lo tuvieron cerca y han practicado con el escritor el género Kiss and tell, o “besa al famoso para después contarlo”, incluso desde un punto de vista filial.Creó un lenguaje nuevo que era infantilmente radical El último relato conocido es una carta de Seymour Glass a sus padres.