No voy a extenderme aquí en lo que ha supuesto para muchos lectores de clase media el libro de bolsillo. Una parte de nuestra biblioteca está formada por esos libros de bolsillo que nos han acompañado durante algún tiempo. Ediciones de Alianza, Espasa, Bruguera, Rtve, Seix Barral, Plaza & Janés, Planeta, Ebro, Orbis, etc. han viajado con nosotros en bolsillos, mochilas, carpetas, maletas... Seguramente recuerde alguna ocasión en la que haya tenido un libro de estos cerca. Es verdad que son libros que envejecen mal y son poco vistosos en las estanterías, pero también tienen el glamour de lo clandestino, de lo revolucionario.
Lo cierto, querido lector, es que la popularidad de este tipo de material sube y baja periódicamente sin ser bien acogida y hoy reinan supremos, tanto entre sus congéneres de librerías como entre las magdalenas y morcillas de nuestros supermercados, ofreciendo al lector que busca un discreto compañero de ruta todo tipo de aventuras, desde los periplos más imbéciles hasta los clásicos viajes del perspicaz Lemuel Guilliver o las patologías sexuales de cualquier dama o caballero de época.
Lo cierto, querido lector, es que la popularidad de este tipo de material sube y baja periódicamente sin ser bien acogida y hoy reinan supremos, tanto entre sus congéneres de librerías como entre las magdalenas y morcillas de nuestros supermercados, ofreciendo al lector que busca un discreto compañero de ruta todo tipo de aventuras, desde los periplos más imbéciles hasta los clásicos viajes del perspicaz Lemuel Guilliver o las patologías sexuales de cualquier dama o caballero de época.
Para más información consulte la pág.: http://www.elpais.com/suple/babelia/